La Avenida Liberdade es la gran calle del centro de Lisboa: disfruta de modernas obras de arte y de las vistas desde una terraza
Un bulevar arbolado en el que se pueden encontrar algunos de los edificios más nobles, palacetes, hoteles, teatros y los comercios más lujosos.
Texto y Fotos: José María de Pablo - 04-02-2014
El origen de esta avenida de 90 metros de ancho y 1.100 metros de
largo hay que buscarlo en la reforma urbana posterior al terremoto. El
Marqués de Pombal dio la orden de crearla, aunque no tal y como la
conocemos ahora: en esa época era un paseo amurallado al que sólo los
adinerados lisboetas tenías acceso.
El aspecto que hoy luce este
avenida te recordará a los Campos Elíseos de París. Mientras que la
calzada está cubierta de adoquines, las aceras y paseos peatonales están
decorados con el típico empedrado portugués, hecho con piedras de
diferentes colores creando patrones decorativos. En la acera pegada a
las tiendas podrás ver, aquí y en la mayor parte de la ciudad, que los
nombres de los comercios están impresos en el suelo mediante esta bonita
técnica.El paseo por el bulevar de la Avenida es un viaje por la historia de Portugal, a cuyos grandes hombres se dedican monumentos y estatuas. Por encima de todos ellos destaca el omnipresente Marqués de Pombal, cuya estatua subida a un pedestal preside la plaza que cierra la avenida Liberdade.
Detrás de la estatua se extiende la alfombra de césped perfectamente cortado de los Jardines de Eduardo VII. Desde lo más alto del parque hay una bonita perspectivas de la ciudad moderna. A mano derecha del parque está la Estufa Fría, un invernadero dedicado las plantas tropicales procedentes de todos los rincones del mundo.
Si continúas subiendo la colina vas a dar con el Jardín Amalia Rodrigues, un parque nuevo donde hay una excelente terraza bar-restaurante alrededor de un estanque, junto al que puedes ver una de las emblemática esculturas del artista colombiano Fernando Botero.
Siguiendo hacia el norte, y casi a la sombra de un gran centro comercial, vas a encontrar el Museo Calouste Gulbenkian (Av. de Berna 45A. Entrada general: 4 euros), que acoge la colección particular de un hombre de negocios de origen armenio que llegó a Lisboa durante los agitados años de la Segunda Guerra Mundial.
La colección del señor Gulbenkian está formada por 6.000 piezas y abarcan todos los periodos de la historia y tipos de piezas. De los fondos expuestos destacan los objetos de culturas orientales, desde Persia a China, pasando por la India, Turquía, Siria y el Cáucaso.
La cultura europea desde la era medieval al siglo XX también tienen su espacio propio en la exposición, que cuenta con una importante colección de piezas de orfebrería art nouveau firmada por René Lalique.
Si te gusta la arquitectura del siglo XX, te gustará este museo, cuyas líneas sencillas se camuflan muy bien en el jardín en el que está. Casi escondido entre la vegetación encontrarás el CAM, Centro de Arte Moderna, gestionado por la misma fundación que el Gulbenkian. Las piezas expuestas abarcan la primera mitad del siglo XX, aunque en las muestras temporales se puede disfrutar también de propuestas de artistas portugueses actuales.
Bajando hacia el centro de nuevo, por la Avenida António Augusto Aguiar vas a llegar a la Avenida Fontes Pereira de Melo donde te toparás con algunos de los trabajos realizados dentro del Proyecto Crono, una iniciativa promovida por el ayuntamiento de Lisboa, que invitó a 16 reconocidos artistas urbanos a intervenir sobre muros y edificios abandonados. Los que están en este lugar llevan la firma de tres grandes: Blu, Os Gemeos y Sam3.
Para cerrar este tour por la zona, puedes echar un vistazo al Mercado do Peixe, en la rua Vieira da Silva, donde las pescaderas muestran orgullosas a los visitantes las capturas de ayer, que en unas horas serán servidas debidamente guisadas en los restaurantes y casas lisboetas.
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