La Baixa y Alfama, un ratito a pie

Pasea por los barrios tradicionales y descubrirás estampas increíbles



Sube al Bairro Alto con el elevador de Santa Justa y explora con calma el Largo do Carmo y el Museo de la Farmacia.
Texto y Fotos: José María de Pablo - 04-02-2014
Vista del monasterio de Sao Vicente de Fora

Lisboa es una ciudad blanca y luminosa, llena de rincones secretos. Desde La Baixa, el único barrio plano del centro, suben cientos de callejuelas camino de las famosas colinas lisboetas en las que, tras el esfuerzo realizado, se obtiene una recompensa en forma de vistas panorámicas.
El lugar lógico para empezar un recorrido por esta Lisboa invernal es el damero de La Baixa, un barrio creado por orden del Marqués de Pombal, el primer ministro del Rey, responsable de la modernización del país y del aspecto de la ciudad de Lisboa, destruida por el terremoto y posterior tsunami ocurrido en 1755.
La plaza de Restauradores, con la estación de tren de Rossio, de estilo neomanuelino, y la Praça del Rossio, presidida por el Teatro Nacional son dos de los espacios públicos abiertos tras el desgraciado fenómeno natural. Son lugares llenos de vida, incluso en invierno. Algunas de las calles que empiezan en la plaza de Rossio, oficialmente llamada plaza de Pedro IV, son peatonales, así que si quieres investigar este trozo de la Lisboa ilustrada, toma la Rua Augusta hasta llegar a la plaza del Comercio, enorme y desnuda a orillas del Tajo. El Arco del Triunfo que la preside se puede visitar desde el pasado verano por sólo 2,5 euros. Es un nuevo mirador con vistas inéditas sobre La Baixa y la plaza del Comercio.
La mayoría de los edificios de la plaza son organismos oficiales, uno de ellos, la oficina de turismo. Pero cada vez son más los bares y restaurantes que pueblan los soportales de la plaza, en cuyo centro hay una estatua ecuestre del rey José I.
Desde las alturas 
Una vez terminado en La Baixa, es el momento de tomar una decisión: elegir entre la Lisboa medieval de Alfama, a mano izquierda, o el cosmopolita Bairro Alto, a mano derecha.
En Alfama hay que subir hasta el Castillo de San Jorge. La cuesta es importante, así que lo mejor es tomar un viejo tranvía de las líneas 12 y 28 hasta casi la puerta de la fortaleza árabe y residencia real tras la reconquista cristiana de la ciudad. La entrada al castillo cuesta 7,5 euros y se pueden contratar visitas guiadas, pero la razón de más peso para llegar aquí son las vistas que ofrece.
El barrio de Alfama está lleno de secretos. Las callejuelas empedradas que lo rodean son ideales para vagabundear descubriendo rincones románticos, escalinatas, pequeñas plazas con edificios recubiertos de azulejos y coladas tendidas al fresco.
Hasta en las calles más humildes te vas a encontrar muros pintados por artistas locales o improvisadas exposiciones de fotografía junto a pequeños cafés.
Por el camino también vas a descubrir miradores en los que no te quedará otra que parar a tomar unas fotos. El de Santa Luzia es el más espectacular.
Desde aquí se observa tanto el río Tajo como la silueta del barrio, en la que destaca el perfil de iglesias como la de São Vicente da Fora, poderosa frente a la marea de tejados rojos que no terminan hasta que la mirada topa con el agua medio dulce del Tajo.
Bajando de nuevo a La Baixa por Costa do Castelo está Chapitô, una escuela de artes escénicas y sala de espectáculos que esconde un bar-restaurante con magníficas vistas y fuera de las miradas de los curiosos, así que es el sitio ideal para poner punto final al tour por el barrio medieval con una comida o cena en la  intimidad.
La otra colina
Al Bairro Alto se puede llegar caminando desde el Rossio tomando la Rua do Carmo, una calle peatonal muy comercial donde están las principales cadenas de moda. Otra opción más divertida es tomar el Elevador de Santa Justa en la Rua Aurea, una estructura de 1902 que salva una altura de 45 metros. Salvo que cuentes con la Lisboa Card u otro título válido, deberás pagar 5 euros (dos viajes y acceso al mirador).
A la salida del elevador te espera el Largo do Carmo, una de las plazas más bonitas de la ciudad, un lugar en el que conviven tiendas únicas, como la Sapataria do Carmo, abierta en 1904 y donde sólo venden zapatos hechos a mano en Portugal, junto a las ruinas góticas del convento del Carmo, que se pueden visitar (entrada: 3,5 euros).
Antes de sumergirte en el Bairro Alto debes hacer el paseo por la rua Garrett, una calle comercial llena de lugares únicos, como Paris em Lisboa, una almacén de ropa de hogar que aún conserva su decoración de principios de siglo XX.
Pasada la plaza donde está el ayuntamiento de Lisboa comienza la Rua do Loreto, principal arteria del barrio. Es el momento de bajar por una de las callejuelas a mano izquierda, por ejemplo la Rua Marechal Saldanha, en dirección al Museo de la Farmacia, de interés si te gusta la ciencia. Visita su restaurante, se llama  Pharmacia (Tél. 351 21 346 2146) y es un espacio de moda con menús de tapas por 28 euros.
De compras
En el Bairro Alto puedes visitar Cork & Company, el showroom de esta compañía nacional especializada en productos elaborados con corcho. Sus colecciones incluyen objetos de decoración y complementos (bolsos, carteras, pulseras o chales).
En A vida Portuguesa vas a encontrar diseño y productos típicos lusos con look vintage, como las latas de sardinas, jabones o cerámicas. Pegado al Café A Brasileira está Casa Havaneza, otro comercio histórico, donde podrás encontrar todo lo relativo a los puros.

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